por lo que, como necesito documentar mi racha como la mujer más afortunada del mundo, esto es lo que me pasó el sábado por la mañana.
En primer lugar, tuve un recado de última hora que no se pudo hacer a través de Internet (lo sé, difícil de concebir!) Y se pudo lograr un recado (en un raro giro de eventos para un sábado) sin el encantador aún agotador. Compañía de un niño de seis años, y fue fuera por una de las mejores tiendas de antigüedades de Chicago (que me presentó la costura), por supuesto que me detuve allí, y compré algunos regalos de Navidad (así como algunos patrones vintage de los cuales más anon).
Mientras estaba en la tienda, un hombre amable de mediana edad entró y le preguntó a los propietarios si querían una máquina de coser cantante antigua. No estaba buscando venderlo, agregó; Él simplemente no lo necesitaba más y quería darle un buen hogar.
Ahora, los propietarios estaban muy ocupados (la tienda estaba llena de madres e hijas con la intención de tocar cada uno de los miles de joyas de disfraces) y no estaban interesados. Entonces, el hombre le pidió a la tienda en general: “¿Alguien quiere una máquina de coser antigua?”
Nadie más miró hacia arriba, o incluso parecía estar prestando atención. Así que levanté mi mano, y dije “Bueno, me alegraría de echarle un vistazo”.
Salimos al estacionamiento del vehículo, donde su Mini Cooper Negro estaba estacionado justo al lado de mi Honda Verde. Él aparece su tronco y allí es: un pequeño cantante antiguo, en una caja de madera de golpe.
“Esto es valioso”, le dije. “Deberías venderlo. ¿Deberías dejarme pagarte!”
“Nah, solo lo quiero fuera de mi casa”. Ni siquiera me dejaría hacer la puesta en mi tronco. Sacudió la mano, y me dijo “¡Feliz Navidad!” (Y juro que escuché las campanas de trineo cuando se marchaba.)
Así que esa es la historia de cómo un extraño en Park Ridge me dio una máquina de coser cantante. Parece que estar en buena forma, probablemente electrificada desde el principio (hay un pedal y una luz). Probablemente lo sintonizaré en el nuevo año.
Así que ahí lo tienes, la historia de la máquina de coser de Navidad. Supongo que he sido una buena chica este año!
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